Nuestro paseo de hoy arranca en el Valle de Sorogain ( en euskera soro=prado y gain=alto) con intención de ascender el monte Txasperro. Este valle tiene forma alargada y está tapizado en su totalidad por una alfombra herbosa en la que pasta el ganado de los municipios de la zona. Está atravesado por numerosas regatas que van a confluir dando origen a la regata de Sorogain.
Conforma un paisaje idílico en época primaveral por el verdor esmeralda de su praderas, por la belleza de los montes que lo conforman, por las aguas puras y cristalinas de sus regatas, por los bosques de hayas en los que la vegetación crece fuerte y vigorosa, por el aroma que desprende, por el trino de sus pájaros... en fin, se le puede considerar idílico por esencia.
Además, suma a todo ésto su carácter antiguo. Esta cualidad viene dada por la presencia de monumentos prehistóricos de épocas muy remotas, basados fundamentalmente en motivos funerarios como pueden ser los crómlech o los dólmenes, y que están distribuidos a lo largo del valle.
Sus pastos, debido a su gran productividad, han sido objeto de disputas a lo largo de la historia entre los valles de Erro y de Baigorri hasta que firmaron un tratado. En este tratado se resolvió que los ganaderos de Baigorri tienen que pagar unas tasas y garantizar que el ganado que trae está sano. Así pues cada mes de Mayo entran las vacas y los caballos en el valle y en septiembre lo hacen las ovejas. Esto propicia el "Día de la marca", dos días en los que se marca el ganado y que sirven de confraternización para pastores y ganaderos de ambos valles.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario