Duración.- 3 horas y 31 minutos.
Desnivel acumulado.- 342 metros.
Otoño y primavera son, sin lugar a dudas, las dos estaciones del año para acercarnos con garantías a la Sierra de Andía. Nosotros hoy, aprovechando más un día veraniego que primaveral, nos hemos acercado hasta el alto de Lizarraga para, desde sus inmediaciones, hacer un bonito paseo hasta la punta del monte Malkasko.
Empezamos nuestro paseo transitando por las inmensas y suavemente onduladas campas de Andía que se hallan salvaguardadas por un cordal de montañas que la cierran. En sus prados pasta libremente el ganado, haciendo sonar sus cencerros por todos sus rincones. Es fácil encontrar vacas, ovejas, caballos y cabras. De vez en cuando algún árbol hace acto de presencia.
Después de poder disfrutar de las bondades de los prados, nos introducimos en bosques de hayedos que nos harán ganar altura hasta llegar a la parte superior donde encontraremos los denominados Altos de Iturgoien. Estas montañas están asentadas en una meseta a 1.200 metros de altura. De todos estos montes el Malkasko es el que posee mayor altura, aunque la fama se la lleva la Trinidad de Iturgoien que es un monte vecino.
Sierra de Andía.
Esta Sierra, junto con su vecina de Urbasa, marcan la separación entre la Navarra húmeda y la mediterránea. El término Andía, proviene del euskera "Handia" cuyo significado es "grande", viene dado porque sus terrenos poseen una extensión aproximada de unas 21.000 hectáreas. Morfológicamente esta sierra es más rica que la de su vecina Urbasa ya que posee gran diversidad de formas plasmadas en diferentes tipologías de rocas, grutas, barrancos, cascadas como la que vida al manantial de Arteta, etc... Sus bosques están constituidos por bellísimos hayedos que otorgan al paisaje unos matices verdes que provocan la delicia de quienes los visitan.
Pero quizás la característica más reseñable de esta sierra es que, junto con la sierra de Urbasa, conforman el verdadero almacén de agua de la comunidad Navarra. Esto es motivado porque la configuración y la estructura de Andía son terrenos macizos calcáneos en los cuales hay erosión por disolución de estructuras fisuradas que permiten el paso del agua a zonas profundas.Esta es la razón de que en el subsuelo de Urbasa y Andía haya una inmensa cantidad de agua. Se estima que la capacidad total que puede almacenar es de 29.000 Hm3 lo que equivale aproximadamente a seis pantanos de Yesa. Para hacerlo más fácil ... imaginémonos dos enormes esponjas, Urbasa y Andía, cuya función es absorber el agua de la lluvia que se filtra, la almacena, y el excedente lo rezuma por manantiales y nacederos.
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Aparcamos el coche en un pequeño parking habilitado al lado de la carretera para introducirnos rápidamente en los prados de la Sierra de Andía. |
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Unos prados que en esta época del año rezuman vida por sus cuatro costados debido a la presencia de todo tipo de ganado... |
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... que pastan libremente a lo ancho y largo de la Sierra y cuyos cencerros crean una perfecta sinfonía melódica que nos acompañará en todo nuestro paseo. |
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Desde el praderío observamos el lugar por donde vamos a ascender... |
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... bajo la atenta mirada de este habitante de la zona. |
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... a las que fotografiamos usando el zoom de la cámara... |
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... antes de adentrarnos en el hayedo... |
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... bajo cuyas ramas ascendemos... |
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... hasta llegar a cotas superiores desde las cuales... |
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... y las estribaciones de la cima del día de hoy. |
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Echando un vistazo hacia abajo, vemos una bonita balsa la cual decidimos visitar en el descenso. |
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Hasta entonces, proseguimos con nuestro paseo en busca de nuestra siguiente referencia... |
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... que no es otra que "la sima del Caballero". Su nombre se debe a que, según cuentan en las localidades cercanas, en tiempos remotos un caballero se precipitó dentro de sus "entrañas". |
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Panorámica. |
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Vistazo al interior de la sima. |
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Vistas del monte Putxerri entre nieblas. |
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Buzón cimero. |
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Mirada hacia la Cuenca. |
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Fotos desde la cima. |
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Panorámica. |
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Detalle. |
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Una vez visitada la cima, descendemos unos metros... |
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... y nos adentramos en un espeso hayedo... |
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... rebosante de vida... |
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... y de agradables rincones... |
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... que nos proporciona una sombra que agradecemos en el día de hoy... |
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... gracias a las tupidas copas de las hayas... |
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... que se alzan majestuosas por encima de nuestras cabezas. |
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Una vez hemos descendido, lo prometido es deuda, nos acercamos a la balsa que hemos visto desde el collado. |
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Esta balsa sirve para dar de beber al ganado... |
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... y sus aguas... |
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... están infestadas... |
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... de innumerables anfibios. |
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Reflejo. |
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Visitada la balsa... |
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... volvemos a coger la pista... |
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... que se encuentra salpicada por enormes ejemplares de hayas... |
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... cuyos troncos son sinónimo de robustez. |
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Para finalizar apretamos el ritmo pues al echar un vistazo hacia atrás, vemos como el cielo se empieza a cubrir de unas nubes que no presagian nada bueno. |
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