Duración.- 3 horas y 56 minutos.
Desnivel acumulado.- 192 metros.
Hoy nos desplazamos hasta la comarca del Bierzo, situada al noroeste de los montes Aquilanos, para visitar un paraje con una fisonomía espectacular, el Parque Natural de Las Médulas. Este paraje representa hoy en día un paisaje de tierras rojizas y formas caprichosas que se encuentra tapizado por bosques de castaños encinas y sauces. Su orografía actual se remonta a la época de la conquista romana en la que Las Médulas fueron convertidas en la mayor mina a cielo abierto de todo el imperio romano. Pocas veces la codicia humana ha desarrollado un efecto tan positivo en la naturaleza. Con una extensión de tres kilómetros y una profundidad de 100 metros nadie diría que los picudos farallones rojizos albergan en sus entrañas el oro de los romanos.
Metodo de extracción del oro.
Los romanos, en época del emperador Octavio Augusto, llegaron a trasladar a estas minas cerca de 20.000 hombres entre esclavos, mineros, comerciantes, etc... para acometer esta faraónica obra de ingeniería.
Para la extracción del oro utilizaban la nieve acumulada en el vecino monte Teleno. Una vez llegada la primavera la nieve se convertía en agua y alimentaba cada uno de los siete canales que circundaban la montaña. Para ello utilizaban el método denominado "ruina montium". Este método constituía un verdadero trabajo de ingeniería y consistía en conducir, de forma artificial, los grandes torrentes de agua, previamente almacenados en depósitos, a través de pequeñas galerías, excavadas en las entrañas de la tierra, para producir un gran arrastre del conglomerado acuífero que era conducido hasta el llamado canal de lavado en donde el oro, por su peso, era depositado en el fondo.
Todo esto provocó grandes movimientos de tierra, se calcula que unos 500 millones de metros cúbicos, que se fueron sucediendo a lo lardo de décadas y poco a poco fueron moldeando el paisaje hasta llegar a dejarlo tal y como lo vemos hoy en día.
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| Nada más empezar el paseo visitamos la iglesia de San Simón y San Judas en la localidad de Carucedo. Se trata de una iglesia románica, de cruz latina, con una fachada de falso ábside. |
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| Una vez visitada la iglesia... |
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| ... paseamos por las calles... |
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| ... hasta salir a terreno abierto en donde los castaños nos muestran sus desnudas ramas... |
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| ... y las montañas nevadas nos muestran sus alomadas cimas. |
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| Continuando nuestro paseo... |
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| ... enseguida podemos ver la dirección que tenemos que seguir. |
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| Mientras, no podemos evitar dirigir nuestra atención a este vetusto árbol cuyo grosor del tronco nos hacen pensar en la longeva vida que éste sustenta. |
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| Poco a poco vamos ganando altura... |
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| ... y, conforme lo hacemos, aplicamos el zoom a la cámara... |
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| ... para contemplar más al detalle estas caprichosas y picudas formas. |
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| Panorámica. |
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| La pista por la que pasemos es muy cómoda... |
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| ... y desde ella... |
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| ... podemos observar... |
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| ... los diferentes detalles que esta zona nos ofrece. |
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| El terreno, como podemos observar, está perfectamente estructurado para poder realizar la visita. |
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| Fotografía del interior de una de las galerías que conforman el entramado de las Médulas... |
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| ... con una visión al exterior... |
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| ... y otra al interior en el cual observamos la luz solar penetrando por un orificio. |
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| Este es el paisaje que se ve desde el Mirador de las Perdices... |
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| ... y que conforma este Parque Natural... |
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| ... en el cual destacan... |
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| ... las rojizas y caprichosas formas... |
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| ... que el hombre ha moldeado en su afán por enriquecerse. |
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| Llegados al Mirador de Orellán... |
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| ... obtenemos estas bonitas vistas... |
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| ... con la nieve como telón de fondo. |
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| Castaño. |
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| Una vez abandonamos el mirador... |
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| ... seguimos paseando... |
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| ... por este singular paraje contemplando las diferentes formas que lo conforman... |
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| ... y lo hacemos pegados a los grandes farallones rojizos... |
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| ... por donde serpentea la pista... |
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| ... hasta llegar a la "Cuevona". Esta galería es, quizás, la que más impresiona ya que es... |
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| ... la galería de mayor altura de todas las que aún perduran. Su impresionante tamaño se puede deber... |
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| ... a un intento fallido del minado y a una posterior erosión natural. |
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| De la "Cuevona", subiendo una pequeña cuesta, nos dirigimos a la llamada "Cueva de la Encantada". Como curiosidad diremos que en su interior se filtra la luz por un gran agujero que se encuentra en la parte superior de dicha cueva. |
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| Una vez finalizado el paseo... |
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| ... abandonamos este singular paraje para regresar de nuevo hasta nuestro punto de partida... |
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| ... no sin antes echar un último vistazo atrás para intentar preservar en nuestra retina el contraste de colores que este paisaje nos regala . |
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